La inmunodeficiencia ocurre cuando se carece de una parte del sistema inmunitario o bien hay alguna parte de él que no funciona de forma adecuada. Algunas personas nacen con inmunodeficiencias–denominadas, en este caso, inmunodeficiencias primarias. (Aunque las inmunodeficiencias primarias son trastornos con los que se nace, es posible que sus síntomas no se manifiesten hasta momentos posteriores de la vida.) Las inmunodeficiencias también se pueden adquirir a través de infecciones o al someterse a ciertos tratamientos farmacológicos. Este tipo de inmunodeficiencias a veces se denominan inmunodeficiencias secundarias.
Los trastornos alérgicos ocurren cuando el sistema inmunitario reacciona desproporcionadamente al exponerse a determinados antígenos ambientales. Las sustancias que provocan esas reacciones desproporcionadas se denominan alergenos. La respuesta inmunitaria puede aparecer con síntomas como hinchazón, ojos llorosos y estornudos, e incluso una reacción que puede poner en peligro la vida del paciente denominada anafilaxia, Son reacciones potencialmente muy graves, que precisan asistencia médica urgente. Afortunadamente no se trata de un acontecimiento muy frecuente, pero es conveniente tenerlo presente, sobre todo en los casos de alergias de cierta intensidad, sobre todo a alimentos, medicamentos y alergia a veneno de insectos.
Existen distintos tipos de alergias que pueden afectar a niños y jóvenes. Las alergias ambientales (a los ácaros del polvo, por ejemplo), las alergias estacionales (como la fiebre del heno), las alergias a medicamentos (reacciones a fármacos específicos), las alergias alimentarías (como a los frutos secos), y las alergias a las toxinas (por ejemplo, al veneno de abeja) son trastornos relativamente frecuentes que se engloban bajo el nombre de “alergias”.
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